"CMD atrapado entre culto al líder y falta de visión"
Soy médico, y como tal estoy obligado a ser miembro del Colegio Médico Dominicano (CMD). Esa membresía es un hecho, no una elección. Sin embargo, desde hace mucho tiempo he sentido que la voz e ideales de muchos colegas no han sido verdaderamente representados por este gremio.
La lucha por la dignidad y la seguridad laboral (incluyendo salarios justos, condiciones seguras y respeto profesional) es una causa que nos une a todos. Pero en los tiempos modernos se requiere otra visión. Limitarse a negociar salarios una y otra vez, y volver a negociar lo mismo, no solo evidencia el fracaso de acuerdos anteriores, sino también una preocupante falta de visión, innovación y creatividad.
Además, no podemos olvidar que nuestro sistema de salud ya lleva casi un cuarto de siglo bajo la reforma iniciada en el 2001. En 24 años el mundo ha cambiado radicalmente: la medicina es más tecnológica, la educación médica más compleja y la demanda de transparencia y rendición de cuentas más alta, la polarización público-privada es cada vez menos prevalente. Un CMD moderno debe comprender que la defensa gremial no se limita a lo económico.
También implica impulsar políticas públicas modernas, ajustadas a cada especialidad, respaldadas por datos y evidencia científica. Significa apostar a la educación continua, a la certificación y recertificación profesional, a la calidad de los servicios, y a la integración de la medicina dominicana en estándares internacionales.
En este contexto, tácticas sindicales inspiradas en modelos socialistas de extrema izquierda entran en conflicto con la realidad de nuestro sistema, pues buscan imponer lógicas de control estatal absoluto y confrontación permanente, ignorando que el marco vigente está diseñado para operar en un entorno competitivo “mercado-regulado”. Insistir en enfoques anacrónicos no solo es ineficaz, sino que obstaculiza el fortalecimiento de la calidad, la innovación y las reformas necesarias para mejorar el acceso y la equidad dentro de las reglas reales del modelo dominicano.
Con este artículo no tratamos de negar esas causas legítimas necesarias, sino de señalar cómo las tácticas y la psicología del CMD actual contradicen lo que deberíamos estar logrando.
La victimización como herramienta política no fortalece a la profesión médica: la debilita. Convertir cada conflicto en un drama donde el liderazgo se presenta como héroe y víctima, y cualquier voz disidente es convertida en villano, nos ha llevado a un callejón sin salida de auto-protagonismo.
Lo más grave es que muchas de estas tácticas tienen paralelismos claros con estrategias documentadas y usadas por grupos extremistas para consolidar poder.
En el comportamiento de facciones radicalizadas dentro del CMD se observan tácticas recurrentes de manipulación social y control interno:
Culto al líder y narcisismo inducido: Un presidente rodeado de aduladores, inflado en su rol de “único defensor” del gremio.
Círculo del drama: Rotar entre héroe (“yo los defiendo”), víctima (“me persiguen”) y villano (apuntando con “ellos son los enemigos”) para manipular emociones y neutralizar críticas.
Provocación: Crear choques con autoridades para luego presentarlos como ataques contra toda la clase médica.
Outbidding: Escalar posturas y promesas radicales para superar rivales, desacreditando a los moderados como “débiles” o “traidores”.
Spoilers: Sabotear acuerdos beneficiosos si no fueron negociados por su facción, aunque perjudiquen a la mayoría.
Intimidación: Intimidar o marginar a quien disienta, usando el miedo como herramienta de control.
Manipulación del discurso y polarización: Dividir a la membresía en “ellos contra nosotros”, bloqueando cualquier espacio de diálogo constructivo.
Círculo cerrado de poder: Un estilo de liderazgo que crea mecanismos para perpetuarse y seguir abusando, rotando cargos entre los mismos y cerrando el paso a nuevas voces.
Cada vez que el CMD recurre a este patrón, pierde credibilidad ante la sociedad, erosiona su capacidad de negociación y se aleja de las verdaderas necesidades de los médicos: mejores condiciones laborales, seguridad, oportunidades de desarrollo y un sistema de salud que funcione. El miedo como estrategia de control no construye; solo perpetúa círculos de poder que se protegen a sí mismos y ahogan la diversidad de pensamiento.
Merecemos un CMD que, con dignidad, ética y visión, defienda los intereses de la comunidad médica sin rendir culto al narcisismo y sin miedo a presentar diferencias de opinión. Un CMD donde el liderazgo entienda que la fuerza de un gremio no se mide en provocar conflictos ni en silenciar voces, sino en lograr avances reales y sostenibles para todos sus miembros.
Romper con este ciclo de manipulación es urgente. El futuro de la profesión médica en la República Dominicana no puede seguir atado a tácticas importadas del manual del extremismo. Necesitamos liderazgo transparente, renovado y comprometido con el bien común, que coloque la ética y la unidad por encima de la manipulación y el miedo.iclo es urgente. El futuro de nuestra profesión no puede depender de tácticas extremistas importadas. Necesitamos un liderazgo transparente, renovado y comprometido con el bien común, que priorice la ética y la unidad sobre la manipulación y el miedo.